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edificio antigua casa cuna

El germen de la Casa Cuna y Hogar Infantil fue la fortuna que amasaron en el Virreinato del Perú dos indianos ayamontinos, Benito Galdames y su sobrino Francisco. 

Tras la muerte del sobrino sin descendencia dejó en su testamento un dinero para dotar a su ciudad natal, Ayamonte, de una «Casa Hospital de niños expósitos». El tío y su mujer Elena, de Corterreal, fueron nombrados albaceas que debían llevar a efecto la última voluntad de d. Benito. 

La casa de niños expósitos de la ciudad de Ayamonte nació, por tanto, en 1666. 

Teniendo conocimiento de la necesidad que había en Ayamonte de un hospital de niños huérfanos, le envió al cura de la iglesia mayor licenciado d. Lorenzo López Riquelme, 7500 pesos de a 8 reales para que comenzara la obra. Se adquirió entonces un solar donde con posterioridad se levantaron la iglesia y las distintas salas del hospital. 

Para la administración y gobierno del Hospital y Capilla de la Casa Cuna fundó y dotó tres Capellanías. Además detalló minuciosamente cosas como el traje de los acogidos, el régimen de las entradas y salidas, la función de las nodrizas y el prohijamiento. Inicialmente, las nodrizas, al contrario de lo que ocurrirá en fechas posteriores, deberían encontrarse en el establecimiento donde amamantarían a los Expósitos. 

D. Benito se nombró a si mismo patrón de la fundación, siendo deseo suyo que a su muerte le sustituyera su mujer doña Elena Rodríguez de Corterreal, la cual podría hacer las variaciones que estimara conveniente. 

En 1668 el Marqués de Astorga, señor territorial de Ayamonte, concedió el permiso para que se levantara el mencionado establecimiento. Las obras se extendieron a lo largo de nueve largos años, finalizando en 1674. 

El Asilo-Casa Cuna de Ayamonte es la viva estampa de la escasez y la muerte como se deduce de los balances; esta situación no es excepcional, sino que se encuentra en la misma situación que los demás establecimientos píos del país. En estas condiciones era normal que los niños depositados tuvieran muchas posibilidades de morir. 

La Diputación Provincial al asumir las nuevas responsabilidades en la recién creada provincia de Huelva, se hizo cargo de la beneficencia pública, pasando a ser titular, según las leyes en curso, de todos los bienes de las antiguas instituciones, como la Casa Cuna de Ayamonte, la cual cambió la denominación por Casa Provincial de Expósitos en atención al nuevo territorio que le correspondió a la provincia de Huelva. 

En 1835 el Gobernador Civil de la provincia, José Huet, realizó una visita a la fundación, donde pudo comprobar el estado ruinoso del edificio y la dejación que se hacía de sus fines. Gran parte del patrimonio había desaparecido y se tenía que recurrir a particulares, como d. Manuel García del Cid, para que afrontaran los gastos de la lactancia de los niños. 

A lo largo del siglo XX, y servida ya la casa por las Hermanas de la Caridad, los acogidos de ambos sexos comenzaron a recibir un completo sistema educacional que iba desde párvulos, pasando por la enseñanza elemental y enseñanza superior, para terminar con los talleres escuela de carpintería, zapatería, sastrería, herrería y pan; también contaban con una academia de música donde se impartía piano. 

Se componía el establecimiento de Casa de Expósitos, cuyos niños marchaban a las casas de las nodrizas externas-casi todas portuguesas- y de Asilo Provincial, que acogía a aquellos niños comprendidos entre los 5 y los 13 años ya fueran expósitos, huérfanos o de padres pobres de solemnidad. 

Durante la dictadura de Primo de Rivera las principales acciones consistieron en rehabilitar las instalaciones y dilatar el marco de atenciones ofrecidos a los acogidos. 

A finales de la década de los 60, la Casa Cuna de Ayamonte ya nos aparece bajo la denominación de Hogar Infantil Provincial José Antonio, destinándose a acoger fundamentalmente a niños huérfanos, si bien pueden ingresar otros que estuvieran en difícil situación.  Permanecían en el centro hasta los 18 años. 

A finales del siglo XX, la Casa Cuna fue perdiendo sus funciones, lo que provocó su cierre en 1994 posibilitando que la Diputación donara sus edificios al municipio de Ayamonte; también fueron cedidas al pueblo ayamontino las imágenes que se encontraban en la Capilla, como Nuestro Padre Jesús y la Virgen del Socorro.

Recientemente, parte del edificio fue rehabilitado por el Ayuntamiento de Ayamonte para albergar el movimiento asociativo del barrio de la Villa.
 

Fuente: Junta de Andalucía.

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