heinrich moritz willkomm

HEINRICH MORITZ WILLKOMM. BOTÁNICO. 1846
Son muchos los botánicos que con su trabajo han contribuido decisivamente al conocimiento de la flora vascular de la Península Ibérica. Entre ellos, Heinrich Moritz Willkomm ocupa, sin lugar a dudas, un puesto muy destacado, no sólo por haber explorado en varias ocasiones a lo largo del siglo XIX buena parte del territorio peninsular sino también, por haber plasmado toda su experiencia y conocimientos en una obra sintética de extraordinario valor. Los tres volúmenes del Prodromus Florae hispanicae, que publicó en colaboración con el danés Johan Martin Christian Lange durante el período 1861-1880, sigue constituyendo una obra de consulta obligada para todos los estudiosos de las plantas vasculares españolas y portuguesas.
Willkomm fue una de las personalidades científicas más destacadas de la segunda mitad del siglo XIX, no sólo por su actividad botánica sino también por sus importantes contribuciones al conocimiento de la Geografía y en el campo de la Fitopatología.
Willkomm, en su primer viaje a la Península Ibérica, visitó Ayamonte en dos ocasiones, algo que recogen, JUAN ANTONIO DEVESA ALCARAZ Catedrático de Botánica de la Universidad de Extremadura y MARÍA DEL CARMEN VIERA BENÍTEZ Profesora Titular de Botánica de la Universidad de Santiago de Compostela, en su libro, Viajes de un botánico sajón por la Península Ibérica HEINRICH MORITZ WILLKOMM (1821-1895).
En dicho libro, comentan lo siguiente:
«Las orillas del Guadiana, tanto la española como la portuguesa, hasta Huelva, están rodeadas de inmensas marismas […] cuyas plantas ahora estaban en flor. La parte principal de esta vegetación salina consta de Salsolaceae, como Salsola kali L., S. sativa L. [Halogeton sativus], Salicornia fruticosa L. [Sarcocornia fruticosa], etc.; además, Obione portulacoides Moq. [Halimione portulacoides], Frankenia thymifolia, y en especial un gran Statice [Limonium] arbustivo con hojas lanceoladas y flores rojas, y un Senecio con hojas cilíndricas. En los setos y paredes alrededor de Ayamonte y Huelva, Atriplex halimus L., junto con otra Chenopodiaceae en flor». Respecto de Huelva, la capital de provincia, Willkomm indica que está situada sobre una lengua de tierra entre dos brazos de mar, cuyas orillas están también ocupadas por inmensas marismas.»
La estancia en Portugal
Al objeto de no desaprovechar el invierno, tal y como el propio Will komm indica, decide realizar una visita al sur de Portugal «o Reino del Algar ve, la única parte de la costa meridional de la Península que todavía no conocía». Con este objeto, el botánico parte el día 9 de enero de 1846 desde Cádiz hacia Ayamonte, en un pequeño guardacostas y con la idea de emprender desde aquí el viaje al Algarve, un periplo no exento de dificultades y que aprovechó para realizar algunas observaciones botánicas:
«Desgraciadamente, el viento favorable del norte, que movía nuestro velero al abandonar la bahía de Cádiz, cambió a sudoeste al pasar la desembocadura del Guadalquivir, desencadenándose una tormenta, y continuó el mal tiempo durante tres días. Debido al mal estado del tiempo, tuvimos que interrumpir el viaje en la bahía de Huelva.
A pesar del viento y la lluvia, Willkomm pudo regresar a Huelva, desde donde partiría nuevamente el 23 de enero, haciendo escala en Ayamonte. De allí describe los extensos pinares que cubren la región comprendida entre Lepe y Ayamonte, donde puede observar Stauracanthus boivinii [sub Ulex Boi vini] «en gran cantidad», y la «graciosa Ixia ramiflora [Romulea ramiflora], que ya había recogido un año antes en los alrededores de Cádiz». Su estancia en Ayamonte se prolonga durante ocho días, y ello le permite visitar los alrededores de la población y observar su flora antes de «recorrer las nueve leguas que separan la desembocadura del Guadiana hasta la capital del Algarve, Faro».
El regreso
A finales del mes de febrero, Willkomm vuelve otra vez a Ayamonte, donde encuentra «la vegetación de los alrededores de esta ciudad claramente avanzada». De allí marcha a Cádiz, ciudad en la que se detuvo un corto período de tiempo y desde la que, finalmente, al anochecer del día 23 de marzo de 1846 abandona «esta poética tierra andaluza […] que recordaría siempre».
En Ayamonte contamos con un endemismo, Picris willlkommii, cuyo epíteto específico es en homenaje precisamente a este insigne botánico. En la Galería Fotografíca, he colocado varias fotografías de esta planta, al igual que en la portada de este pequeño artículo.